Además del masivo y brutal desmonte que venimos sufriendo, principalmente en los últimos cincuenta años, se agrega la implantación de pinos exóticos. Se calcula que cada pino adulto absorbe unos cuatrocientos litros de agua, por día. Claro que parte sirve para que la planta crezca rápido y sea rentable. El resto del agua caerá del árbol, ésta vez como lluvia ácida, imposibilitando la vida en el sotobosque. Pinos y vida son incompatibles y cabe la figura que usa nuestro Obispo Joaquín Piña, al respecto. El dice que no quiere ser Obispo de pinos sino de la gente, en clara alusión a la expulsión de campesinos que produce, la presencia de pinos en Misiones. Como pasa con la soja en el Sur.
La implantación de monocultivos, con especies extrañas o modificadas genéticamente, como el pino y la soja, requieren el uso de agrotóxicos, como los herbicidas y otros venenos, que agregan el componente de contaminación, en lo poco que va quedando de agua.
La falta de agua en las Cataratas del Iguazú nos sirve de testimonio y prueba, de lo que nos ocurre en Misiones y en toda la región. Y también más allá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario